martes, 19 de junio de 2007

76 animales de compañia

76. animales de compañia
Los animales exigen cuidados y atenciones que no siempre les damos Los animales domésticos aportan compañía, devuelven sobradamente el afecto que reciben, introducen en niños y jóvenes los necesarios conceptos de rutina y responsabilidad, nos ponen en contacto directo con un ser vivo rico único e irrepetible en necesidades, apetencias, gracias y todo tipo de detalles. Además, con frecuencia, los animales domésticos inducen a pasear a personas poco predispuestas a hacerlo, e incluso pueden constituirse en valiosa ayuda para quienes padecen problemas psicológicos o largas enfermedades.Aportan un efecto tranquilizante y, según recientes investigaciones, con su presencia producen en ciertas personas una disminución en la presión arterial y el nivel de ansiedad. "Son una gozada" exclamaría convencido el niño al que acaban de regalar el ansiado y solicitadísimo perrito, pero ¿cómo nos portamos con nuestras mascotas? ¿Las alimentamos y mantenemos adecuadamente, las llevamos periódicamente al veterinario, les proporcionamos un espacio y un tiempo suficiente para su diversión y relaciones con otros animales de su especie...?.
Mediante una encuesta a nivel nacional a 626 personas que poseen una o varias mascotas, CONSUMER se ha acercado a las actitudes y comportamientos de quienes poseen animales de compañía, tanto en las grandes ciudades (Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia y Bilbao) como en urbes medianas (Pamplona, A Coruña, Santander, Badajoz, Jaén...), pequeñas (Aranda de Duero, Calpe, Chipiona, o Eibar), y en pueblos (como Agurain, Arévalo o Carboneras) e incluso en varios de menos de 2.000 habitantes, como Quel (La Rioja) o Mayorga (Valladolid).
No es esta, la de dónde reside el propietario de un animal de compañía, una cuestión intrascendente. Al contrario: a lo largo de toda la encuesta se comprueba que, en general, en las grandes ciudades los dueños de las mascotas son más escrupulosos con la alimentación y el cuidado sanitario de los animales, mientras que este esmero decrece conforme lo hace el número de habitantes de la localidad. Dos ejemplos para esta aseveración: si, de media, sólo un 4% de los propietarios de un perro carecen de la cartilla sanitaria correspondiente, esta proporción se triplica, llegando al 12% en los pueblos de menos de 2.000 habitantes. Y el segundo: si en las grandes ciudades sólo el 27% de los encuestados da frecuentemente a su perro restos de comida (según los expertos, es mejor alimentarlos exclusivamente con piensos), la proporción se dispara hasta el 64% cuando estos viven en un pueblo pequeño.

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